martes, 11 de agosto de 2015

PAZ

Cruzando atolones fundidos en destellos preciosos, descubrí embelesada el nacarado alarde de la laguna, que en aquel instante me pareció infinito, por la celeridad del océano en alcanzar la arena. Es magnífico todo lo que revela la contemplación.  

Más allá del arrecife, en las montañas escarpadas, afloraban conchas arrastradas por la corriente. Se asemejaban a pequeños palacios, que escondidos en el gran azul, luchaban por pasar desapercibidos y vivir en sosiego por toda la eternidad. 

Los dorados reflejos de sus capuzas, regalaban bajo la espuma fresca su esplendorosa simplicidad, y concedían el obsequio de un tintineo alegre y vivaracho al encontrarse con la roca. De allí nacían las melodías que, alentándome a la aventura, me instaban a perseguir el vaivén de las olas. Escuchando aquella armonía, pensaba que era una suerte maravillosa poder acompañar su son.

Acudir a la cita del momento no era fácil, pero intensamente apetecible. Los acantilados orgullosos no saben de delicadezas ni tampoco de amor, por ese motivo se alzaban impertérritos no dando cabida a preocupación alguna. Ellos recordaban el perfume que les visitó, el cual, sondeando sus tallados rincones, esculpió un sentimiento pétreo en algún que otro corazón, marcando con gran aplomo su existencia.  

La espuma nacida del mar acudía a abrazar la tierra, y allí ambas se aliaban para volver a tornar. Quizás partían acompañadas de algún que otro coral, o de perlas finas desprendidas de sus mansiones, acaso por ventura, de fresca hiedra arrancada de alguna atalaya…

La mirada del océano me alcanzaba, y con su sinfonía penetrante me cautivaba de tal manera, que traspasándome con su tonalidad, me hacía completamente transparente. En ese encuentro agradable e inesperado, la brisa salada abanicaba un alma que, refugiándose en la verdad, vivía colmada de paz.

Cruzando atolones fundidos en destellos preciosos nacarados, descubrí embelesada la fuerza de esa criatura, la cual repleta de vida, abrazaba con su burbujeo todo aquel rompiente.


7 comentarios:

  1. Que bien que hayas podido encontrar un ratejo para escribir..cada dia entro para ver si me encuentro una publicacion tuya que me lleve a soñar! Gracias! me ha gustado mucho! M

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  2. Querida M, ya me gustar'ia tener m'as tiempo para escribir, pero no me cunde. Entre el tiempo ocupado en varios, y el intentar que salgan bien las palabras, con sus acentos incluidos en estos teclados... Uff!!
    Pero en pequenos ratos, aprovecho lo que puedo. Muchas gracias a ti.

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    1. Bueno, poquet a poquet..acabas de empezar tu tan merecido descanso..y e iran fluyendo al exterior todo lo que llevas dentro..y nos haras soñar y volar! M

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  3. Muy bonito Srta. Carmey! Espero que te llenes todo lo que puedas de esa paz...(aunque tú ya de por sí...desprendes una gran paz)...Sigue buscando esos huequitos para sorprendernos con tus palabras....Mil bsos

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  4. Muchas gracias srta. An'onima. Claro que si!!! ojala consiga muchas palabras para regalaros.

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  5. Fenomenal volver a leerte. Distingo dos modos distintos de escritura en este poema : al principio no te encuentro, quizás porque estés demasiado preocupada por adjetivar cada descripción. Esto hace la lectura difícil para la gente novel y da ganas de cortar la lectura. Desde "Acudir.." en la cuarta estrofa descubro más tu espíritu en la redacción.
    Sigue así, pues sólo escribiendo encontrarás ese punto medio virtuoso. Sigue, no lo dejes.

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    1. Mil gracias por tus consejos. La verdad es que escribo todo de un tirón, tal y como sale. No soy consciente de esa preocupación que mencionas, pero a lo mejor lo hago sin darme cuenta.
      De nuevo te agradezco tu comentario.

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