jueves, 10 de marzo de 2016

LA CANDELA

Entiendo a los que amando, viven en la riqueza de un resplandor que todo lo anima. Desde ahí, quiero enjoyarme con todas esas vidas que, aún escondidas muy dentro, me llaman para acompañarlas.

Camino hacia donde me lleva Tu voz, y no me pierdo.

Hoy quizás no quiso amanecer el día. Distinguí en un primer momento el alba anaranjada en el lozano horizonte, pero la plomiza y gélida mañana, escondió su belleza con tesón indescriptible. El cielo, armado de grandes celajes, parecía abrigarla de tal manera, que hizo desaparecer cualquier vestigio de claridad.

Entre mis pensamientos y tu armonía, mi corazón descubrió flores silvestres…; grandes y pequeños brotes, que alegraban esa vereda que se abría al caminar.

Acompañaban a la mañana, caprichosos sonidos que atraían mi atención conquistándome. Ni corta ni perezosa, los perseguí durante un rato; más inesperadamente, fui consciente de mi olvido por respirar… El ahogo suspiró, y sentí que el alma inquieta te anhelaba. Sabes que mi mayor felicidad es estar siempre en tu compañía, y arrullar tu Nombre en mis labios.

¡Insólita aurora! ¿Qué clase de amor loco es este, que aún amándote te requiere más y más? No me canso nunca de Ti, y de este ahora, nace el momento perfecto para hacer realidad todos mis sueños.

Esta pizca de luz, es la que necesitaba vislumbrar en el alba de hoy… De ella, asoma la candela que me hace avistar tu infinita ternura, y redescubrir el amor eterno que derrochas. Entonces comprendo…, entiendo bien a todos los amantes, que viven en la fortuna de la luz que todo lo alienta.

¡Tú eres mi heredad!


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