lunes, 19 de octubre de 2015

RIZOS

Aquella luz sutil que, juguetona se colaba en la habitación, sacó de mí una sonrisa cuando más lo necesitaba. Ella fue quién me hizo caer en la cuenta, de esa vida que oculta existe, y solo asoma cuando la claridad llega.

Como si se tratara de un vendaval, advertí sorprendida que los rizos alocados del cabello, se enredaban muy lejos de mí. Aquello parecía una rama naciente de un marjal, aunque mis esfuerzos afanados, no lograron divisar con nitidez, qué era en realidad.

No dolía el tirón, pero sí el desgarrón que producía el renunciar al lugar donde me encontraba feliz. El temporal no se hizo sentir con toda su fuerza, sino que poco a poco, iba tirando de mí, apartándome de aquello que apreciaba… Una primera vez, derribó lo que asía con mis manos; después, izándome lentamente, me elevaba alejándome de aquel terreno que amaba; y ya una vez distanciada a la fuerza, solo me quedó la amorosa mirada que, desde la altura, no podía apartar de aquella rosaleda.

Sin embargo, la confianza premia su asimiento, y con gran alegría advertí mientras me alejaba, cómo las rosas iban abriendo y embelleciendo aquel jardín, que lleno de hermosura, albergaba con amor el mayor tesoro que había conocido.

¡Vaya condición que me rinde!, ¡Nunca se me habría ocurrido ser partícipe de tal perspectiva!… Por eso desde aquí, a partir de ahora, en las mañanas, me pondré mi rojo favorito, para que aquellas florecillas al notar el carmesí, se sientan amadas de verdad por un corazón siempre jugoso, que no quisiera dejar de palpitar por ellas. Por las tardes, robaré a la naturaleza un esmeralda, que irisado por el sol del atardecer, no se aparte nunca de aquellos rostros, dibujando sus sonrisas. Y en el descanso, las abrazaré con el pálido hálito de la luna, para arrullar sus sueños, y acompañarles en el despertar..., de ese modo nunca sentirán soledad.

Reconozco mi limitación, no obstante la luz alimenta mis alas, y las hace volar solemne y libremente hacía el sol. De tal manera es así, que andando por el cielo, me dejo caer para acariciar la sedosa y lozana tierra, y atónita observo que es agraciada en sus diversas texturas, aromas y colores. Llena de alegría por tal paseo, respiro esos perfumes, alimentando mi interior de la esencia viva y fresca de aquello que todo lo contiene.

Aún penden los rizos traviesos que abrazan con cariño aquellas florecillas, las cuales, sin saberlo, embellecen esa esquina de nuestro planeta.


5 comentarios:

  1. Precioso Srta. Carmey! Parece que hemos abandonado por el momento la melancolía....y aunque no me quiero aventurar....no puedo negar que en mi rostro se ha dibujado una sonrisa desde el principio hasta el final...he de confesarle que me sigue fascinando su capacidad a la hora de escoger las palabras y hacer de ellas un conjunto maravilloso...es genial! Gracias Srta. Carmey!

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    1. ¡Vaya, Srta. Ana! Encantada de conocerla.
      Me da una gran alegría saber que ha sonreído leyendo esta nueva entrada. Gracias, muchas gracias por acoger estas y todas las palabras que he esccrito.

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  2. simplemente precioso. Fresco y motivador.
    Gracias. Sigue así!

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    1. ¡Qué bien! Me gusta que te haya parecido hermoso, fresco y animante. Mil gracias Rafa, por tus ánimos que nunca me faltan.

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  3. simplemente precioso. Fresco y motivador.
    Gracias. Sigue así!

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