martes, 23 de febrero de 2016

PARTITURA

Alguna vez he pensado que lo primero que Dios ideó fue la música, esa maravillosa caricia amorosa que nos envuelve en Él. Escuchándola, imagino como creó todas las cosas, y percibo su obra. Me encandila, y al contemplarla asombrada, advierto un rocío fragante.

Me entretengo pensando, cómo cada querer suyo se iba haciendo realidad, acompañado de una gran sinfonía bellísima, llena de Amor. No puedo evitar conmoverme… ¿Cómo sería la mayor y más espléndida composición, con la que dio hálito a todo lo que es? Mejor dicho, ¿cómo será?, porque la melodía sigue abrazando el universo, y todo lo que en él contiene… Sucederá un día, en el que todos podamos disfrutar de la harmonía con la que Dios nos hizo y nos mantiene, pues como dicen los entendidos, “hemos nacido para no morir ya nunca”.

Ese trazo fino, delicado, envolvente; se deslizaba entre los pensamientos de este Padre que es ternura. Estoy convencida que le gustó tanto ésta su primera creación, que no pudo amar más y mejor, y se puso a pintar, ideando los colores al compás de los ritmos, dando así vida a toda su imaginación eterna…

Entonces empezó a aparecer lo tangible…

El firmamento bailaba en el equilibrio de las notas, y de él eran separadas las aguas que, deslizándose elegantemente, perseguían hechizadas los pentagramas que las guiaban. Aparecieron los mares y la tierra; y la composición del gran Maestro, hizo brotar hierba, plantas, árboles llenos de savia que nacían con cadencia.

El sol arpegiaba el cielo para el día; mientras que la luna y las estrellas, aprendían una nana para acunar la noche.

La musicalidad acompañaba a las aves que nacieron de Su sonrisa. Los peces y criaturas marinas, delineaban en las aguas miles de notas; y un sinfín de alegres acordes agradecían Su mirada.

Como si de un gran concierto se tratase, fueron apareciendo animales en el planeta azul, todos ellos distintos.

Súbitamente, tras un silencio filarmónico, compusiste tu mejor melodía, la más bella hasta ese momento: me pensaste, me miraste, me quisiste…, y tu resuello me dio vida. 

Muchísimas gracias por Tu extraordinaria partitura, toda ella cuajada de savia… Gracias por esta sinfonía eterna y amorosa que nos mantiene en Ti.


martes, 16 de febrero de 2016

313 PALABRAS

Recuerdo aquel perfume que atesoré muy dentro; sucedió ese día, en el que me miraste de cerca desde tu nacáreo cendal. Tal era tu fijeza, que pensé quizás me atravesarías el corazón, evocando esta vez aquellos abates rotos de mis melodías… Más en Ti solo existía ternura y sonrisa. 

¡Qué envolvente alba era aquella, que con su áurea azulina comprendía mi vigor entero!

Voy y vengo en el silencio, guardando tus palabras. No las olvido, y viviendo íntimamente en mí, florecen cuando menos lo espero… Son de terciopelo, y encaprichadas de aquellos bucles, se transforman en esencias distintas que almizclan todo el ser.

¿Por qué no te escribiré más frecuentemente de mi amor?  ¡Te hablo tantas veces de él…! Pero la tinta de mi alma es traviesa, y mientras escribe; dibuja, garabatea…, irisa el viento que tropieza con la mano que traza. Por eso, mi tesón es plasmarlo vivamente radiante, y exclamarlo con todas mis fuerzas. Es así como éste se convierte por momentos en sosiegos, donde algunas palabras silencian la llamada del ánimo, y sin explicación alguna enmudecen, multiplicándose calladas en frases bañadas de matices. De esta manera forman esbozos maravillosos, y encuentran sus iguales en otras voces, a las que se unen componiendo un magnífico gran mosaico.

Por ventura existen; viven conmigo. Me enamoran, me enloquecen, me apaciguan, me extenúan, me hechizan, me descubren... Quisiera en ocasiones guardarlas para siempre, y sin embargo otras veces desearía pronunciarlas, colmándome así de nuevos términos que hermoseen lo que anhelo expresar.

Me aconsejaron escribirte cada día, y ya ves… El tiempo pasa, se va sin que apenas un insignificante soplo de mi aliento bese el pliego.

¿Por qué no te cartearé más frecuentemente sobre mi amor?
Hoy por fin en esta página, las 313 palabras que escribí en ella, con sus 7 párrafos, y 30 líneas, te han hablado de mi querer.


martes, 9 de febrero de 2016

HURACÁN

¡Cuidado, está llegando el huracán….!

De sopetón me encuentro dentro de un ciclón; se acercó inesperadamente, y estoy de lleno en él.

Siendo sombrío da un poco de respeto, y en un santiamén parece que venciéndome me succiona para hacerme girar a gran velocidad, pero no lo consigue. Rápidamente, subo a resguardarme…, y allá voy corriendo, pues me persigue el temporal.

Con el vendaval llegaron la lluvia, el aire molesto, y un sinfín de partículas que revoloteando se enredan en círculos, buscando cualquiera a quién hacer rodar en su potente impulso. No hay que dejar de luchar, pues le gusta a la borrasca vernos inquietos, y se entretiene en su insignificante posición, dando órdenes a los truenos y relámpagos para asustarnos. Pero se le conoce, ha venido otras veces, y… ¿sabes?, al huracán no le gusta que estemos alegres lo sé, y por eso, aunque quizás sea algo desconocido para muchos, las sonrisas siempre conquistan una nueva confianza, y hacen renacer los corazones con más fuerza que nunca.

Desde lo alto se ven numerosos matices, que en ocasiones consiguen desconcertarnos por sus diferentes luces, pues no son las mismas en su recorrido por el torbellino. Puede ser que nos rocíen con su celeridad sí; pero al levantar la mirada, está el Cielo azul, claro, el cual nos sonríe serenamente radiante.

Aunque no tarda mucho en desaparecer el tifón, y enseguida vuelve la bonanza, a mí me ha parecido ¡una eternidad! La paliza ha sido considerable, y estoy dolorida. Sin embargo, río a carcajadas al pensar el aspecto que tendré…; seguramente “como si me hubiera pasado un tren por encima…” Recuerdo un dibujo de Mafalda y...¡Qué risa!

La reflexión me lleva a advertir entonces que nunca perdí la paz; que aunque corrí, a lo mejor no todo lo que pude; aún cuando sentí la ruina sobre mi cabeza; pese a que me sedujeron las sombras para refugiarme en ellas, y casi lo consiguen…; la realidad es, que en todo momento estuvo rodeándome suavemente el abrazo de la esperanza. ¡Qué descanso!

Agradecida estoy, pues por fin esta galerna pasó.



martes, 2 de febrero de 2016

MISCELÁNEA

Colmada de una inusual inquietud, salen enredadas desde dentro, palabras a borbotones. Han ido liándose entre flores y mirlos, denotando a su paso pizcas de alegría juiciosa.

Palabras pizpiretas, palabras ocres, palabras alegres…, son tempranas.
Palabras vivarachas, palabras encarnadas, palabras atentas…, acompañan al día.
Palabras vidriosas, palabras mudas, palabras níveas…, siguen al atardecer.
Palabras tenues, palabras serenas… Palabras, palabras, y más palabras. Las llevo albergadas siempre conmigo. No se marchan una vez pronunciadas, y así, circundándome con pergaminos invisibles, envuelven el espacio cercando en un límite el aliento que han dejado al salir del interior.

Estoy perpleja, pues rondan la apreciada armonía, que se aventuró hace ya algún tiempo a estar al cuidado de otros entornos. Al parecer no quiere regresar. ¡A lo peor se le olvido el camino de vuelta!...
Siento alegría sin embargo, porque todo lo que acontece es un nuevo acicate para superarse, y sobre todo, porque es oportunidad única de conseguir enriquecimiento de cota. Eso es, volar más alto para aventurarse de lleno caminando hacia la meta, aunque no sé si te pasa igual a ti, pero en ocasiones, al pensar en la altura, el estómago se encoge por el... ¡Vértigo! Pero eso no me asusta en absoluto.

Me envuelven mensajes, señales, casualidades… Escucho los momentos, y pienso:¿Acaso los casos son acasos?..., y ¿sabes?, no comprendo nada.

Se rasga el original, y el hálito sale a ser. A la sazón, percibo bajo mis pies la hierba preciosa que espesa, fresca e irisada con matices esmeraldas, me acompañan de ronda dando confort a mis pisadas, y belleza perfumada a mis sentidos… Siempre estuvo ahí sí, pero lo viví de otra manera. El júbilo es tal, que casi me hizo olvidar aquel desgarro que ocurrió de lado a lado.

Con ahínco recomienzo. Con ánimo, una y otra vez buceo, vuelo, escalo, navego…, y a la vez, naufrago, me derrumbo, tropiezo, yerro. No sé qué deparará esta andadura. Un período diferente hace su aparición como una riada colmada de comprensión, de ternura…, y entiendo que eso es siempre ganancia; una estrella que te regala su luz para que la aproveches.

La hermosísima melodía sigue sonando dentro de mí, quizás con más fuerza y más prendada que nunca. Pienso que a veces no la oigo porque, viviendo feliz, no pongo la atención suficiente. Sin embargo, aunque no comprendo muchas cosas que suceden a mi alrededor, he confiado, confío, y siempre confiaré.

Al final me seduce el azar, pues su mezcla se nutre de alma enamorada, burbujas de palabras, ternezas regaladas, y razón ordenada… ¡Un buen combinado!