El mar espera, y en aquel piano ya nadie toca. Las
melodías se perdieron, y ahora vuelven a mis oídos, cariñosas como seda que
acaricia al tacto; mas a la vez, se descubren distantes, rotas, inconexas…
Liberada por fin de un sueño, abracé sin saberlo un
océano colmado de mareas espumosas, cuyas danzas cimbreantes, tejieron a su
paso sinsabores en grandes ánimos. De este modo, las escurridizas burbujas, ocuparon con su denso respirar el espacio vital que a éstos rodeaba.
Apretando fuertemente las manos, quise acabar con
las simplezas de la vida, y tratando de recomenzar, disfruté con la felicidad
de la tradición que tanto embelesa mi alma. Observé entonces con nostalgia, aquellos
guantes blancos que ya nadie utilizaba, y acariciándolos en mí, sonreí con
ternura pensando en un futuro.
¿Hasta dónde estoy dispuesta a llegar? He dado
todo; lo que construí ayer, lo que perfuma el presente, y la sonrisa del
mañana. No vivo para la furia, ni tampoco para oír, ni
siquiera de lejos, aquellas tormentas del piélago oscuro, que de vez en cuando me
sorprende con sus oleajes. En ocasiones sí…, he sentido el frío del certero
témpano que en derredor alborota, y al huir de él, cedí cada minuto que creí mío.
De nuevo hoy intuyo Tu mirada, y todo se pasa.
Ciertamente el mar espera, y sigue esperando… mi historia.
¿Hasta dónde está dispuesta a llegar Srta. Carmey?
ResponderEliminarQuerida Anónima:
EliminarBien poco comenta Vd. hoy. Seré concreta.
Pienso que, siempre que se comienza algo, hay que llevarlo a término.
A su pregunta, respondo que estoy dispuesta a poner las últimas piedras.
Como siempre, le estoy muy agradecida por sus comentarios. Y me encantaría que siguieran el ejemplo muchas personas, que me dijeran su parecer referente a los post, así me ayudarían mucho, y podría rectificar y enriquecerme con sus comentarios.
Gracias a todos.