Y de pronto… nada.
Entelequia deshabitada,
ausencia inapreciable,
existencia muda…
El mañana de ayer trocó aquel juicio,
y ante el ánimo deshizo su sello.
La carencia encerrada en su mismo bullicio
caminaba despacio invadiendo lo bello.
Y de pronto… nada.
Carencia desentonada,
vacío impensable,
laguna incolmada…
Nada conoce... nada,
nada de nada.
Para Paloma
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