jueves, 23 de marzo de 2017

VIDA

Brotes claros de inquietud escaparon ávidamente del ánimo, dejando acaso deshabitada la impronta de aromas que un día abrazaron sus cuitas.

Retoños sencillos de acrisolar, descansan en el esmero del Mirar. Éste, perdura eternamente en vela amando, defendiendo, suavizando, confiando, esperando…

Tallos anhelantes conquistan lo que nunca conocieron.
“Alma que del viento te dejas mimar, confía al Soplo tu brillante sombra y pósate selecta en la vida aprehendida”.

Vástagos nuevos cuajados de ternura, crecen para acariciar un suspiro reluciente. Están preciosos, y al despertarse en el lloviznar, guarecen con alegres cantos los ecos de un cortejo que embellece aquel hermoso ejido sembrado de otros tornasoles.

Renuevos palpitantes en fuerte respiro esconden su quimera; y la Belleza es la única dicha que verdaderamente esperan.

Raíces pacientes aguardan con serenidad el pilar de Luz. Saben que su exquisita claridad les dará vida y así, confortarán a las frentes que viven ahogadas en ondas de mar.

¿Tú tienes el regalo de la vida?


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