miércoles, 29 de marzo de 2017

NAVIDAD

Recuerdo con claridad,
una especial Navidad.
No ayudé gran cosa, lo sé…
pues no sabía muy bien qué hacer.

En un portal pequeñín,
con asombro vi a un Chiquitín;
mi abuelo me lo acercó,
y el regalo de mi beso en su mejilla quedó.

Papá contaba la historia de la Sagrada Familia,
y mamá situaba en su sitio a la Virgen María.
Mis hermanos alegres jugaban con algunos pastores,
yo entretanto con la abuela, ponía mil verdores.

Deseaba que aquel Niño con sus ojos me mirara,
quería hacerle sonreír, pues sabía que me amaba.
¿Cómo puede quererme tanto este Bebé tan pequeño?
y la abuela me decía:

“Nació ya con el empeño de querernos más que nunca,
de buscarnos con denuedo, de atraernos a su cuna.

Ya no creas -me contaba-, en tan poco tu presente,
y dile a Jesús con ternura: “yo te quiero para siempre”


María Carmey

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