lunes, 27 de julio de 2015

REMEMBRANZA

Al mirar el firmamento,
se percibe cayendo un hilo,
de un algodón que de duelo,
quiere perderse en sigilo.

Despacio se desplaza,
sin prisa alguna requerida;
mis anhelos son los que sin espera,
no temen dolor en la caída.

Sonidos llevo muy dentro,
no pierden ocasión de paseo,
la remembranza no vive el descanso,
¿Dejarán constancia la paz y el sosiego?

¡Si pudiera vaciarme!
¡Si mis recovecos bruñese!
luz cegadora gozaría,
viraría todo mi eje.

¡Oh Claridad!, resplandor maravilloso,
muestra ahora lo ajado,
y danzando con júbilos pasados,
desenreda lo intrincado.

viernes, 24 de julio de 2015

EL MEJOR DESCANSO

De nuevo estoy sentada en uno de mis puntos de inspiración. Ha sido difícil esta vez porque ese deseado “hálito mágico” no llega con la frecuencia que desearía.

Pienso en este periodo estival y no puedo evitar escuchar el silencio roto por las chicharras, que no dejan de quejarse y abanicarse con tal alborotado denuedo, que algunas aves vecinas no pueden calmar a las crías en sus nidos. Y es entonces cuando aparece en mi mente el sosiego…

¡Qué importante es descansar! Y eso ¿por qué?, me pregunto.

Absorta en ello, reconozco que cuando no descanso tengo ojeras, los ojos se entornan, el ánimo aparece perezoso, florece un pequeño ánimo por empujar el cuerpecillo que vive con lentitud, pero éste no obedece todo lo que debiera. Igualmente soy consciente que “no doy ni una en el clavo”: me confundo, me despisto, pierdo la atención, no contemplo, me cuesta pensar, no percibo lo bueno y… ¡Y esto no puede ser!  ¿Te pasa a ti lo mismo?

Es una pena porque, al estar cansado no se sueña, no se reflexiona, ni parece existir quimera alguna; se disipa la aprehensión de la perfección, no se ve la belleza por ningún sitio, y tampoco se afirman las cosas buenas y positivas. Es también probable que nos perdamos en nuestras propias quejas y no disfrutemos de cada nuevo día, de su fragancia, de su claror, de sus enormes posibilidades... Y lo peor de todo sería, perderse las miradas, las sonrisas, las tiernas palabras de todos aquellos que queremos y nos quieren…

Aún sabiendo lo que hay que hacer, dónde se ha de mejorar, lo que hay que cortar, y en qué batalla se ha de luchar, nos seguimos dejando llevar por el viento de la propia extenuación. Y es que faltan las fuerzas para poner los medios y salir de ahí. ¿Quién nos ayudará? ¿Encontraremos cariño y comprensión en esos momentos?

¿Por qué soy tan débil?, me pregunto. ¿Por qué me cuesta tanto? Es una realidad objetiva que a estas alturas, final de curso, ya no puedo más, y me doy cuenta de mi flaqueza, sobre todo cuando cometo errores. ¡Que no soy fuerte, que no!  Menos mal que al tropezar, vamos aprendiendo.

Ir “tirando” día a día, hora a hora, segundo a segundo…, así es como nos vamos nublando de nuevo, y la verdad, no quisiera se cerrarse el cielo otra vez. Para ello, custodiaré la paz, respiraré intensamente para llenarme de armonía, diré que “no” a muchas cosas…; pero esto es algo que hay que aprender y no es fácil.

Al fin pienso que lo único importante es no perder de vista lo que realmente importa, y seguir disfrutando de los detalles pequeños de tu cariño, de los ratitos de tu compañía…  Y habitando en estos pensamientos, se me ocurre preguntarte: ¿Tú no te cansas de mí?

Tú me descansas, me sosiegas, irisas la paz… ¡da gusto estar contigo! Con la suavidad que emana de la fragancia noble de tu corazón, disipas todo lo que me contraría y cansa.

Hallarse lleno de locura, de ecos y voces, con tantas huidas y afanes distintos, con amargos lamentos de anhelos ensortijados, de errores grises que nadie comprende… Todo esto agosta.

Sin embargo cuando te acercas, oigo tu cadencia, y todo en mí se transforma en un pentagrama saciado de notas bailarinas, que con garbo alegre y adornado, trenzan un ritmo encantador. En ese momento en el que estás conmigo, advierto la frescura de aquella llovizna que, mandando sus gotas para que jueguen recorriendo mi rostro, anhelan albergar eternamente para ti mi lozanía. Puesto que estás junto a mí, todas aquellas alegrías y sinsabores que voy viviendo, no son más que un pretexto para pegarme más a tu ladito, y saborear contigo la felicidad de estar siempre juntos. 

¡Y es que nuestro amor, es el mejor descanso!


lunes, 20 de julio de 2015

LLOVÍA

Llovía. El día era oscuro y desordenaba nuestras personas influyendo en los caracteres, en el ánimo, en todo lo que somos.

La verdad, es que fue un respiro después del calor de los días pasados. Más, al contemplar los rostros, observé que la mirada se empequeñecía, el ánimo se velaba, la alegría habitaba en silencio, y el humor se incomodaba. Entonces con ánimo renovado, pretendí descubrir mi isla del tesoro, navegar por los mares recónditos, para encontrar el modo de deleitarme con el día plomizo.

En ese alba no había azul; el gris y el malva, ceñidos por un cierto rosado aloqueño, parecían perseguir  un filamento morado que pretendía escapar del conjunto. Me recreé en mirar esta reunión celeste, y como si no existiera persona alguna más en esta tierra, me atribuí el destino de ese baile astral de ritmos descuidados.

El agua refrescaba, y me divertía pensar en los jardincitos jóvenes que necesitaban de ese líquido de vida. Verdearán y florecerán fuertes, estoy segura, y darán contento y belleza al entorno que circundan. ¡Oh!, pero ¡cuánto cuesta sacar las cosas adelante! Siempre hay sinsabores, penosos afanes, trabajo que parece no ser percibido…, pero solo lo parece.

Llovía, y el aroma era especial. Esa fragancia es un regalo que me encanta. El olor a tierra mojada, a primavera renovada con perfumes distintos, son el deleite de los paseantes, que salen a encontrarse con el esplendor de ese frescor. Todo ese perfume vivo, jovial, me seducía y secretamente agradecida, disfrutaba de él.

Llovía. En ese momento, solo se percibía el gorjear y el trinar de los gorriones vecinos, que estaban felices con esa jornada distinta, y no paraban de cantar, acompañando el sonido de las gotas de agua, que al caer besaban el suelo desapareciendo en el inundado empedrado.

Esa lluvia me recuerda tu esencia de primavera fresca... 
¡Qué gusto!



lunes, 13 de julio de 2015

RECUERDOS

Con candor suave y sedoso, se cuela por la ventana una pizca de claridad. Los níveos barrotes juegan con las sombras, y trazan con denuedo, a semejanza de finos esquejes de trepadora, enredándose alegremente en ellos, convirtiendo el ventanal en un sorprendente mirador.

Por fuera todo es clamor, sonidos, alegría…, por dentro hay silencio, atención, trabajo. Ese “todo” parece mi propio interior en el día de hoy. Es raro porque, la atención a veces me cuesta, ya que en ocasiones estoy a muchas cosas a un tiempo. Una vez me llamaron la “atención”, valga la redundancia, sobre este tema para que mejorara en ello.

Sin embargo hoy, sí hoy, estoy atenta, muy atenta… a los recuerdos.

¿Qué se hace con los recuerdos? ¡Tantas vivencias hacen mella en nuestra vida!, nos conforman en lo que somos y, aunque hay personas que dicen que no es bueno recordar, a mí me parece una cosa estupenda.

Recordar quién soy, de dónde vengo, mi familia, las personas que han pasado por mi vida que me han enriquecido tanto, además de esas otras con las que chocaba, de las que también aprendí; mis amigos de la pandilla, mis compañeras de colegio, la música, las clases de ballet, las aventuras con mis compis de clase, cuando nos colábamos en la Iglesia antigua que era zona “prohibida”, y como si fuéramos unas “raterillas”, íbamos a inspeccionar el pasadizo que nos llevaba a la zona de los chicos…¡qué hazañas! 

También recuerdo con simpatía, lo mucho que nos reíamos con el loro del patio en la zona de infantil: Le decías “Hola Manuel” y contestaba: “Dame una pipa”, se la comía y rápidamente entonaba: “Manuel Benítez, el cordobés”… Un día le dimos tantas pipas que se puso malo y durante una semana dejo de cantarnos. ¡Era divertidísimo,,,!

Y así, un larguísimo etc, imposible de plasmar en unas pocas líneas.

¡Tantos y tan buenos recuerdos…! Es verdad que también los hay amargos como el acíbar, y cuando los encuentro, compruebo que respiran latentes..., pero de éstos, no suelo acordarme.

Me gustaría alguna vez, pasear entre ellos, entre tantos y tantos recuerdos, tal como lo haría un espectador más, contemplando desde fuera mi vida, mis reacciones, mis ilusiones, mis alegrías y tristezas… y así, fijarme en los pequeños detalles, que descubren que lo que me hace feliz, es comprobar que la razón de mi vida es la fortuna de tenerte siempre a mi lado.

Cuando pienso en esto, enseguida veo mi vida llena, con muchos errores sí, pero repleta de Ti.  Eres esa luz de sol fuerte y acogedora, que no quema exteriormente, pero que abrasa dulcemente el interior. Esta claridad ilumina la mota de polvo que soy, y la hace brillar como si fuera una joya preciosa, de tal suerte, que enseguida me coges y me colocas en tu blasón.

Quiero recordar…, recordar para agradecerte, para quererte.

Que siempre recuerde que tú lo eres todo para mí.


jueves, 9 de julio de 2015

VOLAR

Quisiera remontar el vuelo, recomenzar otra vez la carrera, y con el ímpetu de un amor nuevo, alcanzar todas las lomas de los cirros más altos, para dejarme caer suavemente, y posarme con el alma joven, alegre, lustrosa y llena de felicidad, en lo más sencillo de esta tierra, es decir, en un jardín de senderos que me animan a soñar. Y de eso se trata en realidad.

Y es que pienso que aquella fue una jornada muy especial. Los días son únicos, si tu quieres que lo sean, y además, suceda lo que suceda. Pero también, hay momentos singulares en función de fechas, situaciones y lugares, los cuales hacen que tales instantes, y en general todo ese tiempo sea exclusivo.

Me gustaría que vierais, todos los dibujos que me entregaron estas personillas encantadoras, y sobre todo lo que escribieron de su puño y letra. 

Hay expresiones muy graciosas.  Por ejemplo: ¿Cómo puede ser que escriban ¿“¡¡Guapa!!, ¡¡Pivón!! Saluda a la “fición”?  Me dio tal ataque de risa lo de la “fición, que contagiando a las pequeñas, formamos un coro de carcajadas enorme, llamando la atención de las personas que pasaban por la puerta de la biblioteca.

Al cabo de un rato, miré las hojas que estaban repletas de firmas de colores, de dibujos de animales, caras sonrientes de distintas formas y tamaños, corazones, espirales, letras que cobraban vida…

Ellas son las más pequeñas de la biblioteca. Hacen sus deberes, y me preguntan sin cesar. Esa tarde se acercaron dos de ellas a mi mesa con intención de sonsacarme algo:

-            - “Princesa, “en” ¿qué es?”
-            - Vamos a ver, ¿a vosotras qué os parece?, ¿Qué estáis estudiando en clase?
-           -  Pues… las preposiciones.
-            - Bien, dímelas a ver si encontramos “en”
-            - A, ante, de, hasta….
-            - Bueno, bueno, te saltas algunas ¿no?  Empieza de nuevo…

Y así fuimos repasando todas las preposiciones, llenando los huecos que había entre ellas.

María iba diciéndolas, y repentinamente me miraba, callaba y me decía: “Princesa, gracias; y seguía de nuevo: “cabe, con, contra, de....”, y nuevamente volvía a agradecérmelo. Y así, una y otra vez. ¡Cuánto tenemos que aprender de la grandeza los niños!

Como tenía algunas alumnas de 2º de bachillerato estudiando, les rogué que guardaran el máximo silencio, y ante mi asombro, fueron unas “campeonas”, porque estuvieron muy, pero que muy calladas.

Al finalizar la actividad de Biblioteca, se fueron marchando, más o menos, con sigilo, y volviendo sus caritas para despedirse, según pasaban, algunas de ellas, me daban unas hojas de papel arrancadas de sus cuadernos.

-            - Las leeré luego, les prometí.

¡Qué corazones tan deliciosos tienen estas niñas, se descubren en sus miradas!

A modo de “pintadas”, graciosas e ingenuas, van poniendo frases, besos, guiños, florecillas… Todo ello me encandila por su inocencia y sobre todo por el cariño que demuestran.

-  “The Princess of the Library” (se nota que somos bilingües),
-  “Por las noches te metes en los cuentos”;
-  “Tienes un corazón…, o sea que nunca cambies”;
-  “Nos animas a leer libros chulos”;
-  “Eres buena y no regañas”… (Aquí pensé: no recuerdan cuando les doy una reprimenda, y me pongo el gorro de “Bruja Curuja”…)

Y así, frases y frases en cinco páginas de cuaderno.

Lógicamente invité a todas a un caramelo, ¡pues no faltaba más! Ellas lo esperaban como agua de mayo, y no hacían más que mirarme con sus ojillos pilluelos y sus amplias sonrisas… Con esto me conquistan siempre.

Qué alegría da contentar a los demás... Pero no siempre es fácil. Hay que conseguirlo a base de querer esforzarse, de querer superarse uno mismo. Hay que querer conquistar el corazón de los otros, y esto a veces cuesta mucho.

En ocasiones, surgen dificultades porque a las personas que quieres contentar, no les parece buena idea lo que propones, aunque sea bueno para ellas. Entonces hay que buscar otros caminos: atravesar montañas grandes y pequeñas, e incluso algunos escollos; nadar, o hacer parapente, para conseguir sacar una leve sonrisa. Eso sí, siempre merece la pena intentarlo, aunque no se consiga en esa ocasión.

Ese día, en el patio, Laura, de 4º de Primaria, se acerca y me dice:

-            - Princesa, ¿has ido esta noche a ver al sapito Juan? 
        - Pues no, fui a ver a Momo, que hacía muchísimo tiempo que no la visitaba. 
        - Entonces no sabes que nos hemos casado.
-          -- ¿Qué me estás contando?, Qué raro..., una noticia así se sabe en toda Fantasilandia, y si embargo no me han dicho ni “mú” sobre eso.
-            - Bueno, -dice Laura-, es que lo hicimos en secreto.
-            - ¿Y sigue siendo sapo?, le pregunté.
-            - Pues sí, -me contestó- pero se le pasará poco a poco.
-            - Ah!!... pues iré a verle esta noche, ya te contaré mañana.

Mi cara llenándose de asombro, desconcertó a otras pequeñas que, enseguida me cercaron y preguntaron ¿Qué te pasa Princesa? ¿Qué te ha dicho Laura? ¡Cuenta, cuenta!  Y entonces les doy la gran noticia de la boda… Estuvimos un buen rato hablando todas sobre ello, y preguntando a la protagonista cómo había sucedido tal acontecimiento.

Me gusta que me sigan las conversaciones con fantasía, cada vez es más frecuente. Igual que hablan con la teacher en inglés, con la tutora de cosas de clase, cuando vienen a mí, hablamos con fantasía de los cuentos y… hay que ver, que ¡ya comienzan a usar la imaginación de verdad!

Qué importante es soñar. ¡Soñar hace crecer la esperanza!

Tener sueños, muchos sueños, grandes sueños, te hace capaz de muchas cosas inimaginables. Te animan a ser audaz, valiente, leal, sincero, alegre y un largo etc.

Estas pequeñas están aprendiendo, y de seguro, surcarán los aires en un futuro no muy lejano.


¡Sueña, sueña... para luego volar!



lunes, 6 de julio de 2015

LOS AMANTES

(Mecano)
Yo soy uno de esos amantes
tan elegantes como los de antes
que siempre llevan guantes.

Entre semana voy deportivo
pero el domingo me pongo muy fino
con mi chaqué de lino.

Y voy buscando por los balcones
bellas Julietas para mis canciones
y hacerles los honores.

Y siempre estoy
rompiéndome la voz
cantando coplas
bajo tu ventana, amor
sal ya que este trovador
se esta asando de calor.

Soy educado caballero
bello, cortes y amable compañero
un codiciado soltero.

Y como no tengo complejos
me miro siempre en todos los espejos
antes de echar los tejos.

Si alguna vez cometo errores
para que no llores pido mil perdones
con un millón de flores.

Y siempre estoy
rompiéndome la voz
cantando coplas
bajo tu ventana, amor
sal ya que este trovador
se esta asando de calor.

Yo soy uno de esos amantes
yo soy uno de esos amantes.
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Una de mis canciones favoritas: “Los amantes” de Mecano. Me encandila esta canción fresca y alegre.

Me esfuerzo por ser así y quiero verme prendada constantemente de Ti, incluso cuando llegue a la vejez, -si consigo llegar-; aún cuando aparezca la enfermedad; aunque surjan las peores dificultades en mi vida… ¡Ambiciono amarte continuamente, ser tu enamorada!

Por eso, pretendo romperme la voz cantándote y gritándote, para que salgas a tu balcón y me regales una de tus sonrisas. No quiero más, sólo tu sonrisa. Porque con ella soy fuerte, con ella me crezco, con ella, valiente me enfrento a lo de cada día, con ella sueño y me lleno de esperanza.

Necesito cortejarte cada amanecer y… ¡¡no sé!!

¿Me pongo elegante? Sé que a ti te gusta que me ponga guapa, por eso, el domingo… ¡mejor que ningún día!, y perfumada, visto también mi rostro con la mejor mirada, con la más cariñosa sonrisa, para regalártelas.

Anhelo el buscarte siempre como Romeo a su Julieta, y miro todos los balcones cuando paso cerca, y te saludo desde fuera. No quisiera yo que se me escapara ningún balconcillo y te quedaras sin mi trova.

Educada, cortés, amable… todo lo quiero ser para ti, y sin complejo alguno ansío echarte “los tejos” a todas horas; a tiempo y a destiempo, con frío y con calor, con sol y con luna, con alma y corazón.

Pero lo que me gusta muchísimo es, llenarte de flores, pidiéndote una y otra vez mil perdones por mis errores; porque estoy henchida de ellos…

Quiero ser uno de esos amantes… y amarte sin descanso cada segundo de mi vida. Pero como sé que mi vida, va y viene, olvidadiza, se trabuca, se ajetrea, se despista…, buscaré el momento cada día de empezar de cero, de hacer borrón y cuenta nueva, y así volver a ti, si por casualidad ese día me perdí.

Soy uno de esos amantes, elegante, fino, y por siempre tu trovador


jueves, 2 de julio de 2015

TU VOZ

Desde donde estoy advierto el movimiento de las ramas de los árboles cercanos quienes, empujados por un vientecillo veraniego, acentúan su existencia en la acera de este lado de la calle.

Observo las curiosas jardineras cercanas, y sintiendo el frescor que albergan sus sombras, me engatusan de tal manera, que no tengo más remedio que escaparme hacia ellas. Entonces, sumergiéndome en un santiamén entre los esquejes acogedores de este frondoso macetero, descubro un mundo nuevo.

Una vez dentro, salto de una rama a otra, y juego con las hojitas. Pido permiso para arrancar una pequeñita y con asombro veo que está ya en mi mano, -cualquiera diría que quería salir de ahí con premura-. Doy las gracias con una reverencia, y como hace mucho calor, me abanico alegremente con este pétalo.

Juego entre el verdor y de vez en cuando me detengo; paseo contemplando con ojos vivarachos todo lo que me rodea. Me encantaría toparme con algo diferente, como si yo fuera Alicia en el país de las maravillas caminando por aquel jardín.

La mata está cubierta con hojas y flores que me llaman la atención, porque son todas distintas entre sí, tanto en formas, como en colorido. 

“¡Qué extraño! –musité-, este setito es muy particular. Jamás había visto tanta variación en una sola planta”

Sorprendida por esta variedad, examino cada florecilla que me encuentro, cada tallo que descubro, cada aroma que me embarga…, estoy cautivada por la belleza de este lugar.

Ocurre aquí el silencio, abundante silencio. Escucho únicamente el débil silbido de unos hilillos de aire que, jugando al “pilla, pilla” entre las hojas, producen un pitido juguetón. Me gustaría mucho travesear con ellos…

Percibo que algunas ramas se entrelazan y forman algo semejante a balancines, ¡con lo que me gusta columpiarme! -pensé-, y corriendo, sin pensármelo dos veces, me encaramo a uno de ellos. Ahí estoy un buen rato. Mientras me mezo, canto y aspiro el perfume de las distintas flores que me rodean.

Es un magnífico sitio para estar unas horas de asueto… Pero yo necesito buscarte en todo tiempo y lugar, y si no te encuentro donde estoy, entonces, aunque sea un edén, prefiero marcharme.

Inesperadamente escucho tu voz que me llama suavemente. No acierto a saber cómo es tu tono de voz, pero me fascina pensar que es distinguido, varonil, cariñoso… Entonces, me enamora pensar que no hay nadie como Tú, que aún siendo muy pequeña, me buscas para estar contigo, como ahora, que estoy en una matita escondida.

¿Qué tendré yo que tanto te gusta?