jueves, 2 de julio de 2015

TU VOZ

Desde donde estoy advierto el movimiento de las ramas de los árboles cercanos quienes, empujados por un vientecillo veraniego, acentúan su existencia en la acera de este lado de la calle.

Observo las curiosas jardineras cercanas, y sintiendo el frescor que albergan sus sombras, me engatusan de tal manera, que no tengo más remedio que escaparme hacia ellas. Entonces, sumergiéndome en un santiamén entre los esquejes acogedores de este frondoso macetero, descubro un mundo nuevo.

Una vez dentro, salto de una rama a otra, y juego con las hojitas. Pido permiso para arrancar una pequeñita y con asombro veo que está ya en mi mano, -cualquiera diría que quería salir de ahí con premura-. Doy las gracias con una reverencia, y como hace mucho calor, me abanico alegremente con este pétalo.

Juego entre el verdor y de vez en cuando me detengo; paseo contemplando con ojos vivarachos todo lo que me rodea. Me encantaría toparme con algo diferente, como si yo fuera Alicia en el país de las maravillas caminando por aquel jardín.

La mata está cubierta con hojas y flores que me llaman la atención, porque son todas distintas entre sí, tanto en formas, como en colorido. 

“¡Qué extraño! –musité-, este setito es muy particular. Jamás había visto tanta variación en una sola planta”

Sorprendida por esta variedad, examino cada florecilla que me encuentro, cada tallo que descubro, cada aroma que me embarga…, estoy cautivada por la belleza de este lugar.

Ocurre aquí el silencio, abundante silencio. Escucho únicamente el débil silbido de unos hilillos de aire que, jugando al “pilla, pilla” entre las hojas, producen un pitido juguetón. Me gustaría mucho travesear con ellos…

Percibo que algunas ramas se entrelazan y forman algo semejante a balancines, ¡con lo que me gusta columpiarme! -pensé-, y corriendo, sin pensármelo dos veces, me encaramo a uno de ellos. Ahí estoy un buen rato. Mientras me mezo, canto y aspiro el perfume de las distintas flores que me rodean.

Es un magnífico sitio para estar unas horas de asueto… Pero yo necesito buscarte en todo tiempo y lugar, y si no te encuentro donde estoy, entonces, aunque sea un edén, prefiero marcharme.

Inesperadamente escucho tu voz que me llama suavemente. No acierto a saber cómo es tu tono de voz, pero me fascina pensar que es distinguido, varonil, cariñoso… Entonces, me enamora pensar que no hay nadie como Tú, que aún siendo muy pequeña, me buscas para estar contigo, como ahora, que estoy en una matita escondida.

¿Qué tendré yo que tanto te gusta?


7 comentarios:

  1. Vaya...vaya...aún te preguntas q tendrás?

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    1. Si, querida/o anónima/o, aún me lo pregunto.
      Gracias mil por tu comentario.

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  2. ¿Por qué será, que somos capaces de admirar y reconocer las cualidades y dones de los demás y sin embargo nos cuesta ver nuestra propias cualidades y dones?
    Admiro tu humildad querida amiga...pero considero que también es necesario ser conscientes de nuestras aptitudes para poder dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento...
    Te recomiendo que le pidas a tu amigo ALETAS...que se de una vueltecita por una zona por encima del corazón y quite la posible suciedad que te impide ver aquello por lo que Él te busca y por lo que tanto le gustas.
    ;)

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Un chorro de frescura es este nuevo post

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  5. Que bien que te guste!!
    Gracias por leerlo.

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  6. Muchísimas gracias a marsha soccummitha, por haber hecho click en google +1.
    Me ilusiona que me leáis desde tan lejos. Ojalá sigáis haciéndolo y os animéis a hacerme algún comentario.
    Muchos besos.

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