Aquí estoy, amando una a una, tus
penas y tus heridas, que por amor un día abracé e hice mías, todas mías.
Aquí sigo, y en cada amanecida, desvelando
mi sueño en el que todo existe con delicias
de verdad, de justicia, de fidelidad y de amor, quisiera ver la vida como la
ves tú, porque ese despertar me sorprende con la realidad, que la verdad, deja
mucho que desear.
Aquí permanezco, aunque nadie se
fije, a pesar de que a veces sea molesta, pese a que algunos me juzguen y
vuelvan sus rostros para no verme…
Aquí me quedo, como una flor que
te alegre y engalane por unos breves momentos..., que no quiero yo que estés
triste, ni tanto tiempo solo. Por eso, cuando llego, bajito te piropeo con
requiebros, con lindezas de ronda…, es así entonces que me enamoro más.
Cautivarte en estos momentos que tanto me cuesta remontar, ¡eso es lo que
preciso!
¿Y cómo rondarte? Quiero hacerlo a
voces y con el silencio; cuando hay sol y con lluvia, con ganas y sin ellas,
con lágrimas y con espléndidas sonrisas… ¡Rondarte! Y comprobar que tu vista está
en mí plantada. ¿Ves? Tú siempre me ganas, y si yo quiero rondarte, tú me
enamoras con tu buscarme de esa manera que tienes tan elegante.
Así te acompaño siempre, esté o no
a tu lado físicamente. Porque no hay impedimento, ni en el alma, ni en el
sentimiento; tampoco en la distancia, ni en la predilección. Tú me quieres, yo
te quiero ¿no es fascinante este amor?
Aquí continúo, contigo permanentemente,
a las duras y a las maduras. Ahora es época de duras… “Siempre estoy a tu
lado” me dijeron, lo recuerdo perfectamente, y abrigadas de afecto tengo en mí
esas palabras. Pero todo cambió, ¡no sé por qué! Esa vida contenta, se convirtió en un pervivir
denso, que me hace sollozar sin recordar ya algún día sin lágrimas.
Mas aquí leal estoy, resuelta a
asirme firmemente a la orla de la esperanza, para que el desconsuelo no siga
horadando mi corazón y que la mirada se alce siempre buscando cobijarme en
ti.
Aquí te soy, y comprendo que el
Amor lo hará todo. Recapacitar en ello y confiar en que será así… ¡eso sí que
es un camino de rosas! Por eso no importan las espinas clavadas mientras estemos
juntos en este jardín.
Aquí estoy,
Estuve ayer…, a veces,
Hoy, por supuesto,
Y quiero, para siempre jamás.
Precioso Mamen, muy emotivo
ResponderEliminarMuchas gracias tío, me encanta que te guste y espero que te sigan gustando los nuevos textos. Besos
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