lunes, 29 de junio de 2015

"ALETAS", un cuentecillo

Hace algún tiempo estuve un verano en Pamplona. No conocía esa ciudad tan bella, cuajada de vida y tradiciones. Me dio la impresión que sería un estío diferente…, y así fue.

En realidad, allí todo tenía un color peculiar, y un olor incomparable. Recuerdo esas sensaciones como si estuviera allí ahora mismo.

Una mañana, al terminar nuestra hora de deporte, volvíamos caminando por el campus universitario, charlando con gran camaradería. Nuestras risas nos rodeaban amenizando el camino hacia nuestro destino.

Al cruzar la carretera y poner los pies en el césped de nuestro colegio mayor, de repente, me transformé por un momento y sentí como si fuera una gasa etérea movida por un leve soplo de aire. Bailaba hasta posarme de manera suave y elegante en la alfombra verde y fresca que tenía bajo mis pies.  ¡Nunca antes había pisado un césped tan mullido y cuidado!

Mis amigas siguieron adelante y como había tiempo de sobra hasta la hora de la comida, decidí quedarme a disfrutar de ese momento espléndido.

- ¿No vienes?- dijo Alicia-.
- Seguid vosotras -contesté-. Iré en un momento.
- Ok, See you!, repusieron a coro, alejándose de forma despreocupada y jovial.

Tumbada boca arriba, miré al cielo y era una ocasión espectacular. Me brindaba un azulado intenso, sugestivo; abundaban como festones blancos aquí y allá, enmarcando esta instantánea sobre los pinos altos y voluminosos que me rodeaban. Ellos, eternos vigilantes mudos, me contemplaban impasibles apuntando sus vértices hacia el universo. Diríase que indicaran con el aplomo que concede la edad, que la belleza no terminaba ahí; antes bien, continuaba con aquella amplitud infinita en la misma dirección.

Noté unas cosquillas en la mejilla y me rasqué instintivamente, de forma compulsiva.

- Por favor, ¡Paraaa!… -me espetó una voz misteriosa procedente de no   sé bien qué o quién-.
- ¿Quién eres?, ¿Dónde estás? –respondí-.

  No sé como sucedió, pero había… ¡¡algo posado en mi nariz!!

- Bonjour madeimoselle!! –continuó diciendo aquella voz-. Mi nombre es Aletas y soy un pez de ensueño.
- Bien –respondí desconcertada- ¿Y qué haces en mi nariz hablándome?
- Estoy dando una vuelta sobre ti.- continuó sin temblarle la voz ni un ápice-. Suelo hacerlo de vez en cuando, sobre todo cuando estás    tranquila.

Le miré despacio, fijándome con atención en sus hermosas aletas. Eran realmente fascinantes, de colores delicadamente irisados, de una textura suave, vaporosa y con un cierto aire distinguido.

- Tienes unas aletas preciosas, de muchos colores –comenté  desconcertada por lo extraño de la situación. Comentario simple típico   del que no sabe qué decir y, mucho menos, qué hacer-.
- Ya lo creo, y son “fenómenas”, no sabes cómo giro y derrapo cuando cojo un poco de velocidad… ¡es una pasada!  Ahora deberás perdonarme  pero tengo que dejarte y seguir con mi exploración.
- ¡Pero bueno! –dije airada por su descaro- ¡Esto es la monda! y yo ¿qué? 
¿Es que no pinto nada? Tendré que darte permiso ¿no te parece?

Todo fue inútil, desapareció tal y como vino.

Tardé un poco, pero volví a serenarme. Mi pensamiento me hablaba: “Desde luego guapa, estás fatal. ¡Mira que hablar con un pez en tu nariz!”…

Pero Aletas fue poco a poco nadando en mi contorno. No sé cómo ni por qué, pero me daba perfecta cuenta de lo insólito que puede resultar que te cuenten algo así.

Cuando llegó al hombro izquierdo, fue derechito hasta mi corazón, y allí se paró.

- ¿Por qué te detienes? -le pregunté-
- Este es un lugar profundo –contestó con decisión-, digno de inspección… 
¡Qué aventura!
- ¿Es tan hondo?- quise saber más-.
- ¡Eh…. Sip!, -dijo con un tono graciosillo-. Es más, no sé si llegaré al abisal, pero haré todo lo que pueda.

Estaba tan cómoda y relajada que aunque pensé: ¡tendrá caradura este pececito!, le di permiso para la anunciada inmersión con tal de que me dejara tranquila un momento.

El pececillo exploró los primeros metros y…

- Oye, oye, aquí Aletas, ¿me escuchas?, ¿quieres saber lo que veo?
  No podía dar crédito a lo que escuchaba. ¿Es que no se puede descansar aquí?
- A ver, ¿Qué ves?- me dejé impresionar un poco más-
- Pues…, hay algo parecido a un arrecife de coral. ¡¡Oyeeee, qué bonito!! Las aguas pelirrojas están tranquilas y se ven algunos bancos de luces.
- Serán más peces –precisé-
- Nada de eso, son luces. Algo así como diamantes unos y otras luces más pequeñas se asemejan a brillantitos. También hay rubíes, y descubro ahora alguna que otra esmeralda y amatista…
- Y… eso ¿es bueno o es malo? –musité un poco asustada-
- Oh!! Es muy bueno. No te dará un infarto por eso –contestó con una carcajada-

Mientras me hablaba, forzaba a mi imaginación para hacerme una idea de todo lo que Aletas me estaba contando. Hubo silencio durante unos minutos, y de repente:

- ¡¡Inmersión al 2º nivel!!..... Pero ¿Qué pasa?, ¿Qué movimiento es este?
  -El susto que me dio con tal chillido hizo que mi corazón bombeara con fuerza-.
- Casi me matas del susto Aletas –dije con voz grave-
- Perdona, sólo quería informarte de la 2ª fase.
- Bien, gracias ya me has informado. Ahora, silencio por favor.

Durante un  lapso de tiempo, quise explorar el perfume, los sonidos, la sensación de mi cuerpo mullido en ese jardín, rodeada de finas hojas lozanas y frescas que me proporcionaban un colchón extraordinario.

El aroma era suave, pero con “cuerpo”, es decir, me llegaba el perfume del césped, de los abetos, de los pinos…, pero también recibía el abrazo de un campo cercano lleno de jaras y macizos de azaleas; se podría decir que fue un conjunto de fragancias que me perfumaron absolutamente.

Al poner atención, escuche el silbido de la pequeña brisa sobre el verdor donde descansaba y entonces, me hubiera gustado hacer el ángel, igual que lo hacía de niña en la nieve.

¡Qué gusto! porque…

- Hola, hola. Aquí Aletas ¿te cuento lo que veo?

Poco duró la tranquilidad.

- Sí, sí, por supuesto. ¡Cuenta!
- Pues, en esta zona hay menos luz; menos mal que traje mi linterna de  explorador. A ver, a ver…  Bueno, hay una especie de conchas llenas de flores. Parecen margaritas o algo parecido. Son muy graciosas porque se mueven rodando sobre sí mismas.  Pero… ¿qué es esto?
- Qué has visto?, Dime. –me asusté un poco-
- Algo oscuro, con cosas oscuras que no llego a saber qué son. Parecen tener ojos. Sinceramente, no me gustan nada, me ponen “las espinas de punta”…
- No te acerques Aletas. ¿Qué será eso? ¿Qué podemos hacer?
- Tengo órdenes de confiscar estas cosas, si las encontraba aquí.  En esta pared, con unos barrotes de algas viscosas, las dejo inmovilizadas en un santiamén.

Me dio una vergüenza horrorosa que Aletas viese lo peor que hay en mí. Además luego pensé ¿De quién recibía esas órdenes? Pero con el susto y la vergüenza, se me olvidó preguntarle.

Lo bueno, es que sabía perfectamente cómo hacer desaparecer esas cosas tan asquerosas y tomé la decisión de hacerlo ese mismo día, inmediatamente.

Después de esto, no pude relajarme más. Quería saber qué hacía Aletas, qué encontraba, cómo iba…

- Aletas, ¿me oyes?  (Como alguien me vea hablando sola aquí tumbada, me internan de inmediato) –pensé-.
- Hola, hola… aquí Aletas. Ten-go    alg-u-na-s   in-terf-e-ren-ci-as
- ¿Ves algo?
- Na-da,  abs-olu-tame-nte  n-a-da.  Ah!!  Oh!! Es-per-a…

Le oigo hablar con alguien, las interferencias han cesado.

- “Disculpe señor ¿no le importaría acompañarme con su luz a explorar esta cuevecita?    “Muchas gracias, es usted muy amable.”
- Hola,  hola…, No te preocupes, todo arreglado. Ya te contaré si encuentro algo. Corto y cierro.

¡¡Será posible!! ¿Con quién habló este pececillo? 

Estaba muy nerviosa y no quería moverme para no entorpecer la aventura de Aletas. Estuve quieta durante mucho tiempo.

Ya no llego a comer, pensé. Bueno, merendaré un poco más, qué se le va a hacer.

- Hola, hola…
- Dime.
- ¡No te lo vas a creer!
- ¿Qué pasa Aletas? ¿Has visto algo?
- Sí chica…, tienes un TESORO enorme aquí abajo. ¿Te das cuenta?
 ¡ERES RICA!

¡Un TESORO! –pensé sonriendo-.

- Oye, ¿no será pirata verdad?
- Ja, ja, ja No lo creo. Aquí pone tu nombre y bien clarito. Vaya, vaya… qué calladito te lo tenías.

¡Un TESORO! –seguí interesándome-

- Sí -dijo Aletas-, y es un tesoro enorme, precioso, todos vosotros tenéis uno.  Pero…
- ¿Pero qué? –respondí nerviosa-
- Algunas piezas no están bien cuidadas ni engarzadas; otras tienen algo de suciedad y veo minúsculas partículas pegadas. Hay unas que están inclinadas y que si caen, pueden romperse. Advierto también alguna que otra tela de araña además de unas menudencias desperdigadas.

Mi rostro debía estar asombrosamente raro, a juzgar por la expresión de Marian que vino a buscarme y zarandeándome me despertó.

- ¿Te encuentras bien? Te has quedado dormida. Nos tenías preocupadas.
- E e estoy bien, gracias.

Me incorporé y fui con Marian al comedor.

¡Solo había sido un sueño! Uff!!  Me alegré al pensar que estaba cuerda.

Pasé toda la tarde pensando en ese tesoro, en el tesoro que Aletas descubrió y que toda persona tiene dentro de sí, aunque lo desconozca y no se dé cuenta. Ese tesoro que hay que cuidar, mimar, defender y limpiar para que brille y así poder compartirlo con todos. Cuanto más das, más recibes, y ese tesoro se va haciendo cada vez más y más grande.

Por fin llegó la noche, estaba rendida y me dormí en seguida. De pronto me despertó una voz:

- Hola, hola…, soy Aletas. Sólo desearte buenas noches.

Sorprendida felizmente, acogí esa noche un cariñoso beso que me dio un pececillo.

¡Y colorín colorete, por la chimenea se escapó el cohete!



(Hola, hola… soy Aletas, y voy a ser yo quién dedique este cuento, –sin que se entere la autora-, a dos amigos míos. Son dos chicos guapos, alegres y muy elegantes…, en una palabra, “imponentes”. A ti, Charlie, agradeciéndote todo lo que haces, y también a ti John, colega, que eres lo mejor que he conocido. Con todo mi cariño para vosotros).



12 comentarios:

  1. Esta vez te ha salido tu vena de cuenta cuentos! Que bien! Es uno de tus medios de expresión además de la poesía y poemas variados. No lo dejes.
    Yo quiero también dedicar este cuento a Aletas, siempre a tu lado, cuidando de tí.
    Un beso. Me ha encantado. Me hechizan tus obras. Sigue así!

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  2. Gracias Rafa.
    Si, me salió un cuentecillo. Así os sorprendo al escribir cosas distintas que no esperáis. Gracias mil por tu cariño.

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  3. Muy Bonito!! Srta. Carmey...no me gusta, me encanta!! Deberías potenciarlo mucho más...Todo lo que escribes es precioso, pero ya sabes para donde tira la cabra...y estos cuentecillos me llegan mucho más.
    Sigue así...

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  4. Querida Anónima:
    Me ilusiona que te guste el cuento. Creo que tu eres una de mis mejores fans!!. Cómo se nota que "te tira el monte". A lo mejor podrías tu también lanzarte y escribir alguna cosilla ¿no?
    Millones de gracias por tus ánimos y comentario Srta. Anónima.

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  5. Ese verano en Pamplona...!! Todavia recuerdo ese mar de cesped a la salida del colegio..y esas excursiones, esas curvas y curvas, ese trozo del camino de Santiago...la mente se escapa..y vuela a Madrid...esas subidas y bajadas, esa solana...y todo por un mismo sentir, con una misma meta en la cabeza y en el corazon! Unos dicen..las casualidades de la vida...pero yo creo que no, no existen las casualidades!!...todo forma parte de un gran Mapa..son los caminos de la vida de las personas...llega un momento en el que se entrelazan y es cuando en ese momento comienzan a ir juntas por el mismo camino, una junto a la otra...sera casualidad? me gusta pensar que no! M

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  6. Es verdad queridísima Anónima, yo también pienso que no existe la casualidad. Estamos donde estamos y con quien estamos, porque tenemos que estar ahí y en este momento.
    ¡¡¡Agradezco tanto a todas las personas que tengo alrededor!!!
    Que hermosas tus palabras y cuánto me ayudan. Mil gracias por ir conmigo por el mismo "camiño" .
    Muchos besos

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  7. Lo extraño de tu cuento y que te extraña, es que te hable un pez Pero,¿qué hace un pez fuera del agua?. Muy bonito cuento Mamen.

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    1. Esa es la cuestión!!! Un pececillo que me habla y está fuera del agua.Aunque te ha extrañado, te ha parecido bonito. Te agradezco mucho qque me lo digas.
      Un besote tío.

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  8. Hola Mamen!!!!!!
    Me ha encantado tu pequeño cuentecillo, no sabía que tuvieras tanta imaginación, y tan grande!!!
    Sigue escribiendo y sorprendiendo, que me encanta leer tu blog.
    De tu fan,
    EEH

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  9. Mil gracias EEH. Es una alegría que hayas disfrutado del cuento. Ojalá siga sorprendiendoos. Eres un solete. Gracias de nuevo.

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  10. Me encanta, no tengo palabras.
    La verdad es que tienes una imaginación que llega hasta el infinito y más allá.
    CAPI
    (L)
    P.D.: mañana nos vemos!!!! ;)

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    1. ¡Que ilusiónnnnnnnn! Me encanta que lo hayas leído y que te haya gustado. Eres la mejor CAPI.
      Mañana nos vemos. Muchos besos y gracias por tus palabras de ánimo.

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